Off topic: HUMOR Y TRADUCCIÓN: Sonreir en dos lenguas (Carmen Valero Garcés)
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Sep 29, 2003

HUMOR Y TRADUCCIÓN: Sonreir en dos lenguas
Carmen Valero Garcés
Universidad de Alcalá



Hola hola
Una nota excelente sobre las dificultades que presenta (que nos presenta, digamos) el humor cuando llega la hora de su traducción.

Au, revoir



La V Muestra de Humor Gráfico de la
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HUMOR Y TRADUCCIÓN: Sonreir en dos lenguas
Carmen Valero Garcés
Universidad de Alcalá



Hola hola
Una nota excelente sobre las dificultades que presenta (que nos presenta, digamos) el humor cuando llega la hora de su traducción.

Au, revoir



La V Muestra de Humor Gráfico de la universidad de Alcalá está dedicada a los EE.UU. de América bajo el tema del Tío Sam. Se trata, en palabras de Forges, de un buen tema porque EE constituye una referencia bien conocida tanto por los humoristas que trabajan en Latinoamérica como por los portugueses y españoles. Pero se trata también de un tema controvertido en el que entran en juego dos culturas y dos lenguas que necesitan de la traducción para comunicarse. Y ese es precisamente el tema de las páginas que siguen.

Cualquiera de nosotros que haya intentado traducir un chiste del inglés al español, o a la inversa, estará de acuerdo conmigo en que no es una tarea fácil. No es suficiente conque el traductor conozca muy bien ambas lenguas. Con frecuencia nos hallamos ante referencias culturales y términos polisémicos en la lengua original que nos llevan a explicaciones largas y complicadas, tras las cuales nuestro interlocutor ha perdido las ganas de reír. Parece como si al humor no le gustase viajar, no le hiciese ninguna gracia. Y ahí se encierra una de las grandes paradojas del humor: El humor, a pesar de las carcajadas que provoca, puede ser algo muy serio que ha puesto en aprietos a más de un traductor. En las líneas que siguen me propongo explorar algunas de las dificultades con las que se topa el traductor, analizar la posibilidad e imposibilidad de verter su contenido a otra lengua y mencionar algunas de las estrategias a las que el traductor puede recurrir, aludiendo principalmente a los chistes, aunque la información es igualmente válida sin excluir otras manifestaciones más complejas.

Partimos del hecho de que la actividad traductora se basa en un buen conocimiento no sólo de las lenguas, sino también de las culturas. Tal hecho se hace más evidente cuando nos referimos al humor. Basta observar que, incluso cuando dos lectores se sirven del mismo idioma pero sus receptores pertenecen a comunidades culturales diferentes, el efecto conseguido no es siempre el mismo. Por ejemplo, hay muchas comedias americanas que no tienen éxito en Inglaterra, o comedias españolas que no llegan a alcanzar en los países latinoamericanos las cotas de éxito conseguidas en nuestro país, o a la inversa. Es decir, no basta con compartir un código de signos lingüísticos; hay que tener también en cuenta la cultura. Lengua y cultura son, pues, indivisibles y sin un conocimiento sociocultural compartido entre el emisor y el receptor, el simple hecho de poseer un código lingüístico común es de poca ayuda.

Si dicho código lingüístico es también diferente los problemas se agudizan, pero éstos no son los únicos que el traductor debe resolver. Hay que añadir la consideración del lenguaje como entretenimiento, lo cual implica una nueva dimensión para el mensaje: su función lúdica. Dicha función se expresa a través de una serie de recursos lingüísticos específicos en cada lengua que se convierten, en ocasiones, en dificultades de comprensión y de traslado a otra lengua. Se trata de jugar con la lengua a través de la ironía, la caricatura, la repetición de vocablos o expresiones, el uso de estereotipos o fórmulas rutinarias por citar algunos elementos que permiten la manipulación lingüística.

De lo dicho hasta aquí deducimos que hay dos tipos de dificultades a tener en cuenta antes de iniciar la traducción de un texto humorístico:

A.- Dificultades en la estructura o uso de la lengua, es decir, dificultades lingüísticas.

B.- Dificultades en los hábitos de una comunidad étnica o entidad nacional, es decir, dificultades culturales.

Teniendo en cuenta tales hechos podemos pensar en una clasificación simplista del humor. La clasificación es la siguiente:

1.- Humor sin problemas, en cuyo grupo se incluyen manifestaciones humorísticas con un punto de vista específico sobre un hecho cotidiano universal o chistes que tienen la forma de aforismos como en el ejemplo que sigue, pero en los que no vamos a detenermos:

There is nothing wrong with marriage. It's all that living together afterwards that causes the trouble.

2.- Humor con problemas, en cuyo grupo cabría incluir dos tipos de problemas diferentes: a) problemas lingüísticos y b) problemas socio-culturales. Dentro del primer grupo, es decir, humor con problemas lingüísticos, incluimos aquellas manifestaciones en las que el efecto humorístico se consigue a través de consideraciones fonológicas, léxicas o morfo-sintácticas, como por ejemplo:


A Chinese diplomat attended gala reception in Washington Senate. A lady, trying to make polite conversation, asked: - "Dr. Wong, What 'nese' are you? Chinese, Japanese, or Javanese?".
- "Chinese" -he replied- "and you, madam? What 'kee' are you? "Monkey, donkey, or Yankee?".
>

Donde se juega con el efecto fonológico. O en el caso del siguiente ejemplo:

- "Jaimito, ¿a qué me refiero cuando digo que estoy intrigado?"
- "A que tiene rayas como el tigre..."
- "¡No, no!"
- "¡Ah, ya sé! A que ha pillado un empacho con trigo".


Donde el efecto humorístico se consigue a nivel léxico jugando con la polisemia. Tanto el inglés como el español pueden servirse de los mismos recursos, pero es fácil comprender que una traducción literal resulta imposible.


En cuanto al humor que plantea problemas socio-culturales al traductor cabe hacer varias distinciones:

a) Casos en los que las dos culturas poseen categorías de chistes que se refieren a temas similares y son tratados de un modo similar y su traducción, aparentemente, resulta una tarea fácil. Por ejemplo, aquellos chistes en los que encontramos a un francés, un inglés y un español y es el del país en cuestión el que siempre recibe la mejor parte. Cabe también incluir aquellos casos en los que se toma como protagonista a un representante de un grupo concreto, por ejemplo, los catalanes para la parte centro de nuestra geografía, los irlandeses para los ingleses, los carabiniere para los italianos o los polacos para los americanos como en el ejemplo que sigue:

Recently heard over the loudspeakers at Heathrow airport: Air France- Flight 106, departing 2.30 p.m., Gate 12.
British Airways- Flight 22, departing 2.35 p.m., Gate 10
Polish Air- Flight 157, when the little hand is on the four and the big hand is on the twelve, Gate 5.

Si queremos obtener una versión aceptable en español de este chiste americano y contar con ciertas garantías de éxito bastaría con reemplazar el gentilicio del texto original (TO) por el de la nueva
elección, es decir, reemplazar "Polish Air" por "Iberia. Puente Aéreo Barcelona-Madrid". Es como si el mensaje subyacente de estos chistes fuese idéntico, siendo los elementos superficiales lo único que varía. Son chistes considerados "universales" y los que ofrecen menor dificultad.

b) Culturas que cuentan con un protagonista típico para su humor, por ejemplo, Jaimito en España, o Pierino en Italia. En inglés no encontramos un arquetipo de estas características , lo cual lleva al traductor a dejar el nombre del personaje sin cambiar o a elegir un nombre de acuerdo con la audiencia. Puede ser Fred o Paddy, pero ello puede también alterar las implicaciones del TO, mientras que en el caso del español, cuando oímos "Jaimito" es como una señal de que lo que sigue es un chiste. De ello deducimos que se necesita de un traductor experimentado capaz de tomar decisiones que le pueden llevar a una reformulación total del chiste y, en consecuencia, contar un chiste nuevo en función del receptor con el fin de provocar el mismo efecto en el TT que el que produjo el TO en su audiencia.

O bien, el caso de aquellos "chistes verdes" en los que el sexo tiene un lugar relevante y se incide en la degradación de la mujer y el machismo masculino. Aún cuando sea una actitud reconocida universalmente, sin embargo, los chistes no producen necesariamente el mismo efecto en una comunidad inglesa que en una hispana. Por ejemplo:

(2) Mummy, mummy, does the au pair girl come apart?
No dear, why do you ask?
Because Daddy says he's just screwed the arse off her!

Aparte de los problemas meramente lingüísticos planteados por come apart o screw, el chiste no encierra mayores dificultades de comprensión. Se incide en la degradación de la mujer, materializada en una "au-pair" o "una canguro" y en el poder de la masculinidad, pero mientras el primer
elemento resulta extraño al lector español, el segundo deja de ser relevante para el lector inglés. Es decir, se trata de un chiste inglés del cual necesitaríamos una versión española sobre el mismo tema, pero nunca una traducción literal. Una versión española podría ser alguno de esos chistes en los son protagonistas el ama de casa y el butanero.

c) Casos en los que no existe coincidencia cultural. Son chistes o relatos humorísticos específicos de una cultura concreta sobre situaciones concretas o acciones particulares de su cultura de origen, los cuales plantean serios problemas, no sólo al traductor, sino también al receptor, incapaz de leer entre líneas y "exprimir todo el jugo" al chiste. En su traducción se puede buscar una expansión del TO, y, aún así, el receptor puede dejar de percibir cierta información implícita en el TO y, además, puede no resultarle gracioso. Es el caso de los chistes políticos del momento (por
ejemplo, el asunto Clinton en EEUU, o el encarcelamiento de Vera y Barrionuevo en España) que requieren un buen conocimiento socio-cultural de ambas culturas y que resultan, en muchos casos, intraducibles por carecer de sentido para el público receptor y si el traductor ofrece una explicación, se pierde el humor. Por ejemplo:

Un padre le dice a su hijo: "Hijo mío, tres cosas debes temer en este mundo: a tu padre, a Saddam y al tío Sam.

d) Casos en los que se mezclan dos culturas. Don Nilsen (1989. "Better than the Original:
Humorous Translations that Succeed". Meta, 34: 112-124), propociona interesantes ejemplos de Spanglish que nos hacen pensar que al hablar de humor, el término "traducción" debe de utilizarse en un sentido muy amplio como sinónimo de adaptación, versión, recreación, evocación, pero no como sinónimo de traslado de un texto en un código lingüístico determinado a otro texto en un código lingüístico diferente. Los ejemplos que siguen dan testimonio de tal afirmación:

- Knock, knock
- 'Who's there?'
- 'Kelly'
- 'Kelly who?
- 'Kelly (que le) importa a usted'.

En dicho caso nos enfrentamos a consideraciones fonológicas en las que se mezclan las dos lenguas. Puede ocurrir también que se trate de consideraciones ortográficas, o bien mezclar cuestiones
morfo-sintácticas, como en el caso siguiente:

Manuel Chaves y el tío Sam están jugando al tenis. Y Chaves le pregunta al tío Sam por el marcador. Y éste responde "without elbows". Chaves se queda pensando en el significado hasta que se da cuenta de que el resultado es "cinco dos" (sin codos).
O socio-culturales, como en el siguiente brindis:

Here's to Dear Old Mexico, where the sopa's not soap, and the ropa's not rope and the butter's meant to kill you.

En este caso se juega con los falsos amigos y con la vieja creencia de lo poco saludable que es la comida mejicana, implícito en "butter" ("mantequilla") que alude a sus famosas fritangas.

Lo expuesto hasta aquí nos da una idea de las distintas dificultades que el traductor de humor encuentra, a la vez que deja abiertas algunas questiones tales como: ¿Cómo trasladar el humor a otra lengua? ¿Por qué se pierde el humor cuando se traslada a otra lengua? ¿Por qué resultan "graciosas" ciertas situaciones en una lengua pero no en la otra? ¿Al llevar un texto humorístico de una lengua a otra, cuándo deja éste de ser traducción para convertirse en creación de un nuevo chiste?

Las respuestas son difíciles y los límites difusos.

El traductor, para que la traducción tenga éxito, debe, en primer lugar, comprender todo el cúmulo de información (lingüística y extralingüística) añadida que se esconde en el texto de la lengua original. Y es esa interrelación entre el código lingüístico y los elementos socioculturales lo que le da forma y caracteriza al humor como perteneciente a una comunidad concreta, fuera de la cual puede dejar de ser considerado como tal. De cara al receptor tanto del TO como del TT (texto traducido), digamos que en el humor siempre hay dos lecturas: la natural (en la que puede no percibirse el chiste o el tono humorístico) y la que se espera (el chiste o ), en la cual generalmente hay una palabra o una expresión clave que dispara el nuevo significado. Será labor del traductor comprender tales claves y ser capaz de transmitir el significado, consciente de que el objetivo de toda traducción es conseguir el mismo efecto en el lector del TT que el que consiguió el autor del TO en sus lectores. Tal premisa obliga en muchas ocasiones a buscar la equivalencia funcional por encima de la formal. Y en dicha búsqueda influyen determinados factores extralingüísticos cuya consideración puede llevar al éxito o al fracaso. En otras palabras, el éxito del trasvase de humor de una lengua a otra no depende necesariamente de la calidad formal de la traducción, puede deberse a una falta de correspondencia entre la cultura original y la cultura traducida, o a una falta de "puesta al día" en los asuntos de la cultura original, o al hecho de que se trata de un humor "pasados de moda" y el receptor no conoce las claves para captar su significado. Todo ello indica que hay que buscar la equivalencia funcional, como ya sugería Nida en 1964 (Towards a Science of Translating. Leiden: E.J. Brill), y no intentar resolver todos los problemas dentro del texto mismo.

En definitiva, la traducción del humor es algo muy serio y un buen tema para replantear la tan siempre debatida cuestión de la imposibilidad de la traducción. Si lo que se pretende es una copia exacta del TO, la traducción es imposible; pero si, por el contrario, lo que se persigue es la equivalencia pragmática, la traducción, o mejor dicho, el volver a contar la historieta o el chiste en otra lengua (ya sea a través de la sustitución, adaptación de elementos, compensación, nueva versión, etc.), entonces, es posible. O dicho de otro modo: al hablar de humor, el término "traducción" debe de utilizarse en un sentido muy amplio como sinónimo de adaptación, versión, recreación, evocación, pero no como sinónimo de traslado de un texto en un código lingüístico determinado a otro texto en un código lingüístico diferente.


Carmen Valero Garcés
Universidad de Alcalá






[Edited at 2003-09-29 21:12]
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