Si seran las cosas... luego de terminado el evento, baje al subte de Congreso. Alli, en el espacio entre dos de esos armarios metalicos que hay, habia dos mujeres. Madre e hija, una en sus treintas, otra en sus treces. Ambas mirando no al anden, sino a la pared, cabezas juntas como en oracion. Curioso como soy, me acerco y veo que no estan orando. Mas bien, la madre esta leyendole un libro a la hija. Digo leyendole porque la dama leia en voz alta un parrafo, miraba a la hija y se ... See more Si seran las cosas... luego de terminado el evento, baje al subte de Congreso. Alli, en el espacio entre dos de esos armarios metalicos que hay, habia dos mujeres. Madre e hija, una en sus treintas, otra en sus treces. Ambas mirando no al anden, sino a la pared, cabezas juntas como en oracion. Curioso como soy, me acerco y veo que no estan orando. Mas bien, la madre esta leyendole un libro a la hija. Digo leyendole porque la dama leia en voz alta un parrafo, miraba a la hija y se lo explicaba. Esto lo repetia con cada parrafo, y la mirada de la hija pasaba, del libro a la mama y de la mama al libro, con gran atencion. Y bueno, me acerco un poco mas, y escucho la voz de la dama. Bajita, pero con ritmo, mientras lee la prosa. No conozco las palabras, pero las dice casi con reverencia, y cuando le explica a la hija, casi puedo oir el brillo en sus ojos. No, no me confundo. Por como hablaba, uno podia adivinar que sus ojos brillaban. En ese momento tuve ganas de acercarme, de felicitarla, de preguntarle, no se. Pero no hice nada. Cuando llego el subte, subi detras de ellas, fascinado. Se sentaron en una butaca, la madre abrazando a la hija con un brazo, sosteniendo el libro con la mano del otro. Me sente un par de filas frente a ellas, y hasta que llego mi estacion, las mire con disimulo. Las dos concentradas en su libro, no se dieron cuenta. En un momento, la madre movio el libro y pude ver parcialmente la tapa. Su mano tapaba el titulo, pero se veia en grandes letras el nombre del autor. BORGES. Me alegro de no haber invadido su espacio. Me hubiera sentido como un intruso, como el elefante en la cristaleria, como el que es descubierto colandose en una fiesta. No me puedo quitar de la cabeza esas dos mujeres, sentadas abrazandose, concentradas en su libro. Bueno, tenia que contarselo a alguien ya mismo. Y ahora con permiso, tengo que ir a comprar un libro. Saludos a todos
[Editado a las 2006-08-27 22:08] ▲ Collapse | |