English to Spanish: Jeanne Guyon mysticism General field: Art/Literary Detailed field: Religion | |
Source text - English O thou Source of Love! Thou dost indeed seem so jealous of the salvation Thou hast purchased, that Thou dost prefer the sinner to the righteous! The poor sinner beholds himself vile and wretched, is in a manner constrained to detest himself; and finding his state so horrible, casts himself in his desperation into the arms of his Saviour, and plunges into the healing fountain, and comes forth "white as wool." Then confounded at the review of his disordered state, and overflowing with love for Him, who having alone the power, had also the compassion to save him -- the excess of his love is proportioned to the enormity of his crimes, and the fullness of his gratitude to the extent of the debt remitted. The self-righteous, relying on the many good works he imagines he has performed, seems to hold salvation in his own hand, and considers Heaven as a just reward of his merits. In the bitterness of his zeal he exclaims against all sinners, and represents the gates of mercy as barred against them, and Heaven as a place to which they have no claim. What need have such self-righteous persons of a Saviour? they are already burdened with the load of their own merits. Oh, how long they bear the flattering load, while sinners divested of everything, fly rapidly on the wings of faith and love into their Saviour's arms, who freely bestows on them that which he has so freely promised! | Translation - Spanish ¡Oh tú, Manantial de Amor! ¡Pareces en verdad tan celoso de la salvación de los que has comprado que prefieres el pecador al justo! El pobre pecador se ve vil y miserable, de alguna forma cons-treñido a detestarse a sí mismo, y, viendo que su estado es tan ho-rrible, se abalanza en su desesperación en los brazos de su Salvador y se zambulle en la fuente sanadora y sale de ella «blanco como la nieve». Confundido entonces por su anterior estado de desorden, sobreabunda de amor hacia Él —el cuál teniendo todo el poder, tuvo también la compasión de salvarle—, siendo el exceso de su amor proporcional a la enormidad de sus crímenes y la sobreabun-dancia de su gratitud proporcional a la extensión de la deuda saldada. El que se justifica a sí mismo apoyándose en las muchas buenas obras que imagina ha hecho parece sostener la salvación en su pro-pia mano y considera el cielo una justa recompensa a sus méritos. En la amargura de su celo, brama contra todos los pecadores, dibuja las puertas de la misericordia cerradas contra ellos y pinta el cielo como un lugar al que no tienen derecho. ¿Qué necesidad tienen los que se justifican a sí mismos de un Salvador? Ya llevan la carga de sus propios méritos. ¡Oh, cuánto tiempo acarrean la carga lisonjera mientras que los pecadores, despojados de todo, vuelan con pres-teza en alas de la fe y del amor hacia los brazos de su Salvador que sin coste alguno les otorga lo que generosamente ha prometido! |