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Spanish to French: article de presse
Source text - Spanish Golpe a la 'biopiratería'
Un fallo pionero abre la vía contra el expolio de recursos tradicionales indígenas - EE UU devuelve a agricultores mexicanos la patente de un frijol
RAFAEL MÉNDEZ - Madrid - 02/05/2008
La biopiratería, la apropiación de remedios y plantas tradicionales por parte de grandes empresas, comienza a toparse con la ley. En un fallo pionero, EE UU ha anulado la patente de un frijol mexicano que una empresa de semillas de Colorado registró como suya. La patente permitía a la firma cobrar por cada libra que México exportaba a EE UU, pese a que era tradicional al sur del Río Grande desde hace siglos. La FAO y otros organismos internacionales recurrieron la patente y el frijol amarillo vuelve a ser de los agricultores mexicanos.
Larry M. Proctor es un tipo avispado. A través de su empresa de semillas, Pod Ners, halló en México en 1994 un frijol amarillo muy codiciado en Colorado. Lo compró, lo plantó en su pueblo, dijo que era producto de unos cruces únicos y le dio el nombre de su esposa, Enola. El 15 de octubre de 1996, Proctor pidió patentar el Enola bean (el frijol Enola, en inglés queda mejor). Quedó registrado en la oficina de EE UU el 13 de abril de 1999. Nadie alegó en el opaco proceso. El frijol, su material genético, era ya propiedad de Proctor. Su número de patente, el 5.894.079, le daba los derechos durante 20 años.
Años después, las empresas mexicanas comenzaron a exportar a EE UU ese mismo frijol, solo que ellos lo llamaban azufrado o mayocoba. Proctor les exigió 0,6 dólares (0,38 euros) por cada libra importada. Demasiado. Hundió las importaciones y se quedó con el mercado.
Así funciona la biopiratería, término que describe a las empresas que se apropian de los remedios o cultivos que los agricultores llevan siglos utilizando. El problema no es nuevo, pero va en aumento. La mayoría de los fármacos proceden de plantas, así que las farmacéuticas envían a sus investigadores a selvas remotas en busca de remedios que patentar. Uno de los casos más conocidos es el de la Rosa Periwinkle de Madagascar, a partir de la cual la multinacional Eli Lilly obtuvo un fármaco contra la leucemia, la vincristina, que le reporta pingües beneficios.
Los países más afectados quieren poner coto a lo que consideran un expolio. Brasil prepara un proyecto de ley para controlar el acceso de extranjeros a la Amazonia, entre otras cosas, porque intuye que algunas ONG trabajan allí de forma encubierta en busca de derivados vegetales, a veces usados por los indios, para multinacionales farmacéuticas.
El Instituto Edmonds de EE UU ha documentado 36 casos de biopiratería que sufren países africanos y Naciones Unidas calcula que reportan unos 12.000 millones de euros al año a las farmacéuticas. Ni las migajas llegan a sus países de origen.
Pero el fallo del caso Enola, uno de los más conocidos, abre una puerta a la recompensa. Por eso tiene tanta importancia. La FAO (agencia de la ONU para la alimentación) y el Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) comenzaron en 2001 el proceso para recuperar la patente del frijol. Como explica desde Colombia Daniel Debouck, responsable del CIAT, se centraron en demostrar que Enola era en realidad la judía conocida científicamente como Phaseolus vulgaris. El CIAT, con sede en Cali, posee la mayor reserva de frijoles en el mundo, con 35.000 variedades.
Recurrieron al banco de semillas y demostraron que allí albergaban al menos seis variedades indistinguibles de la judía de Proctor. "Ese frijol es, por su color, muy apreciado en el Suroeste de Estados Unidos y en el norte de México y Proctor comenzó a demandar a los agricultores que lo vendían", señala Debouck. Incluso demandó a Tutuli Produce, cuya presidenta ha declarado: "Creí que era una broma. ¿Cómo pedían dinero por algo que los mexicanos llevan años cultivando?".
El caso se convirtió en un emblema y el pasado martes, la oficina de patentes falló que la judía patentada es, en realidad, "una variedad de la judía común de campo Phaseolus vulgaris". En su resolución, de 48 páginas, afirma que Proctor compró en México un paquete de semillas deshidratadas en 1994, las plantó en el Condado de Montrose y dejó que se polinizaran. Consiguió así un color amarillo uniforme y único. La resolución analiza al detalle la genética de la planta, el color, la forma y concluye que si hay diferencias se debe a las variaciones normales de cultivo al cambiar el suelo y el clima, pero que eso no implica que sea una nueva variedad.
Proctor puede recurrir la decisión al Tribunal Supremo de EE UU y comenzar un costoso litigio, pero la biopiratería ya ha perdido una de sus batallas más conocidas. "No tenemos muchas victorias como ésta. Es importante por la patente del frijol pero, sobre todo, por el precedente que sienta", señala Debouck. Que EE UU reconozca que existe la biopiratería y le ponga coto es una victoria por la que numerosas ONG y científicos llevan años peleando.
Translation - French Coup porté à la ‘biopiraterie’
RAFAEL MÉNDEZ - Madrid - 02/05/2008
Une décision de justice sans précédent ouvre une voie dans la lutte contre la spoliation des ressources indigènes. Les Etats-Unis rendent aux agriculteurs mexicains le brevet d'une variété de haricot.
La biopiraterie, c'est-à-dire l'appropriation de plantes et remèdes traditionnels par de grandes entreprises, commence à se heurter à la loi. Par une décision de justice qui fera date, les Etats-Unis ont annulé le brevet sur un haricot mexicain qu'avait déposé une entreprise de semences du Colorado. Ce brevet permettait à la firme de toucher de l'argent pour chaque livre de ce haricot que le Mexique exportait aux Etats-Unis, et ce, bien que celui-ci ait été cultivé au sud du Rio Grande depuis des siècles. La FAO ainsi que d'autres organismes internationaux ont déposé un recours et le haricot jaune appartient de nouveau aux agriculteurs mexicains.
Larry M. Proctor est un type futé. C’est par son entreprise de semences, Pod Ners, qu’il découvrit en 1994 au Mexique un haricot jaune très apprécié au Colorado. Il l’acheta, le planta dans son village, prétendit que c’était le produit de croisements spéciaux et lui donna le nom de son épouse, Enola. Le 15 octobre 1996, Proctor demanda à ce que soit breveté l’Enola beans (le haricot Enola, en anglais ça fait mieux !). Il fut donc enregistré aux Etats-Unis le 13 avril 1999. Personne ne s’avisa du processus opaque. Le haricot, avec tout son matériel génétique, était désormais propriété de Proctor. Son numéro de brevet, le 5.894.079, lui donnait des droits dessus pendant 20 ans.
Quelques années après, les entreprises mexicaines commencèrent à exporter aux Etats-Unis ce même haricot, à la différence que les Mexicains l’appelaient souffré ou mayocoba. Proctor exigea d’eux 0,6 dollars (0,38 €) pour chaque livre importée. C’était trop. Il coula les importations et garda le marché.
La biopiraterie, terme désignant le fait pour des entreprises de s’approprier cultures et remèdes utilisés depuis des siècles par les agriculteurs, fonctionne ainsi. Le problème n’est pas nouveau mais s’accroît. Les médicaments, en majorité, proviennent de plantes. Les firmes pharmaceutiques envoient donc leurs chercheurs dans de lointaines forêts à la recherche de remèdes à breveter. L’un des cas les plus connus est celui de la Rose Periwinkle de Madagascar, dont la multinationale Eli Lilly a tiré un médicament contre la leucémie, le vinchristine, qui lui rapporte des bénéfices particulièrement appréciables.
Les pays les plus affectés veulent mettre un terme à ce qu’ils considèrent comme une spoliation. Le Brésil prépare un projet de loi pour contrôler l’accès des étrangers à l’Amazonie, entre autres. On soupçonne, en effet, certaines ONG qui y travaillent de rechercher secrètement pour les multinationales pharmaceutiques des dérivés végétaux parfois connus et utilisés par les Indiens.
L’Institut Edmonds, des Etats-Unis, a répertorié 36 000 cas de biopiraterie touchant des pays africains ; et les Nations Unies calculent que celle-ci rapporte quelques 12 000 millions d’euros par an aux firmes pharmaceutiques. Bien entendu les pays d’origine ne reçoivent pas même les miettes de ces gains.
Mais la décision de justice sur le cas Enola, l’un des plus connus, ouvre une porte à la compensation financière. Et c’est pourquoi il acquiert une telle importance. La FAO (agence de l’ONU pour l’alimentation) et le Centre International pour l’Agriculture Tropicale (CIAT) ont entamé en 2001 le processus de récupération du brevet. Comme l’explique le responsable du CIAT, Daniel Debouck, leur action a tendu à démontrer que l’Enola était en réalité le haricot connu scientifiquement sous le nom de Phaseolus vulgaris. Le CIAT, dont le siège est à Cali (Colombie), possède la plus grande réserve de haricots au monde, avec 35 000 variétés.
Ils recoururent à la banque de semences et démontrèrent qu’elle abritait au moins six variétés qu’on ne pouvaient distinguer du haricot de Proctor. « Ce haricot, de par sa couleur, est très apprécié dans le sud-ouest des Etats-Unis et au nord du Mexique, et Proctor commença donc à intenter des poursuites contre les agriculteurs qui le vendaient », indique Debouck. Il poursuivit même en justice Tutuli Produce, dont la présidente déclara : « J’ai cru à une plaisanterie. Comment pouvaient-ils demander de l’argent pour quelque chose que les Mexicains cultivent depuis des années ?».
Le cas devint emblématique et le bureau des brevets conclut que le haricot breveté était en réalité « une variété du haricot commun de la campagne Phaseolus vulgaris ». La décision de justice de 48 pages affirme que Proctor acheta au Mexique un paquet de graines déshydratées en 1994, qu’il les planta dans le Comté de Montrose et les laissa polliniser. Il obtint ainsi une couleur jaune uniforme et unique. Cette décision de justice présente une analyse au détail près de la génétique de la plante, de sa couleur, de sa forme, et conclut que si différence il y a, elles sont dues à des variations normales de culture liées au changement de sol et de climat, mais que cela n’implique pas que ce soit une nouvelle variété.
Proctor peut faire appel de la décision auprès du Tribunal Suprême des Etats-Unis et entamer une coûteuse procédure, mais la biopiraterie a d’ores et déjà perdu une de ses batailles les plus en vue. « Nous n’obtenons pas beaucoup de victoires comme celle-là. C’est important pour le brevet du haricot, mais surtout comme précédent établi », déclare Debouck. Les Etats-Unis ont reconnu que la biopiraterie existe et y mettent un frein. C’est une victoire pour laquelle de nombreux scientifiques et ONG se battent depuis des années.
Spanish to French: Pingüinos y deshielo
Source text - Spanish Contexto de la dinámica: Las y los participantes son pingüinos, y viven sobre la banquisa. En razón del calentamiento global, el hielo está desapareciendo, y tienen cada vez menos espacio para convivir.
Preparación: Colocar en el suelo hojas de periódico que representan una superficie de hielo en la que las y los participantes puedan caber sin mayores problemas.
Desarrollo: La persona responsable de la dinámica explica el contexto y pide a las personas que participan en la dinámica que se coloquen en la superficie de hielo. Una vez que cada uno y cada una encontró su sitio en la superficie, les dice que salgan para pescar, para dar un paseo,... Cuando todos y todas están fuera de la superficie, se disminuye el tamaño de la superficie quitando algunos periódicos. Se pide a las y los participantes regresar sobre la superficie en la que será cada vez más difícil que todos y todas quepan. Es probable que, a medida que el nivel de dificultad aumente, las personas empiecen a organizarse.
Puede ser una excelente dinámica para introducir el tema de la importancia que tiene la organización entre las personas, y, en general, su realización es muy divertida.
Translation - French
Le contexte du jeu : les participantes et participants sont des pingouins, et vivent sur la banquise. En raison du réchauffement climatique, les glaces sont en train de disparaître et ils ont de moins en moins de place pour y vivre.
La préparation : placer par terre des feuilles de journal qui représentent une surface de glace sur laquelle les participants et participantes pourront tenir assez à l’aise.
Le déroulement : la personne responsable du jeu en explique le contexte et demande à ceux qui prennent part au jeu de se placer sur la surface de glace. Une fois que chacun et chacune a trouvé sa place sur cette surface, elle leur dit d’aller pêcher ou se promener... Quand tout le monde est sorti de la surface, on en diminue la taille en retirant quelques journaux. On demande aux participants et participantes de revenir sur la surface sur laquelle il sera de plus en plus difficile que tous puissent tenir. Il est probable que, au fur et à mesure qu’augmente le niveau de difficulté, les gens commencent à s’organiser.
C’est un jeu qui peut être excellent pour introduire le thème de l’importance qu’a l’organisation dans un groupe, et, de façon générale, il est très amusant à réaliser.
Spanish to French: Dinámica del gato y del ratón
Source text - Spanish Los participantes a la dinámica forman un círculo. El gato queda afuera del círculo y el ratón está adentro del círculo. Los que están en el circulo ayudan al ratón para que no sea atrapado por el gato. Cuando el gato acerca del circulo, los que forman el círculo se cierran y el ratón se huye. La dinámica termina cuando el gato tiene el ratón atrapado, o se vuelve a empezar cambiando el ratón y/o el gato. Como pueden ver en las fotos, se trata de una dinámica muy dinámica...
Un gato concentrado
Una gata bien inquieta buscando a su ratón
En la lucha
Luchando mucho...
Translation - French Les participants au jeu se mettent en cercle. Le chat reste à l’extérieur du cercle tandis que la souris est à l’intérieur. Ceux qui forment le cercle aident la souris à ne pas se faire prendre par le chat. Quand le chat s’approche du cercle, ceux qui sont sur le cercle le reserrent et la souris s’enfuit. Le jeu prend fin quand le chat a réussi à attraper la souris, ou alors le jeu reprend en changeant de chat et/ou de souris. Comme on peut le voir sur les fotos, il s’agit d’une dynamique de groupe très dynamique…
Un chat qui se concentre
Une chatte très inquiète à la recherche de sa souris
On lutte
On lutte chaudement…
Spanish to French: littérature
Source text - Spanish 17 de julio de 1936. Las tres de la tarde.
Levantamiento militar en Maruecos. Ignacio había marchado al Ministerio de la Guerra. Yo me encontraba sola en casa. Hacía mucho calor. Levanté la persiana y miré hacia la calle. Un vendedor ambulante empujaba su carrito. Por lo demás, nada. El sol caía de plomo sobre el pavimento. Madrid estaba tranquilo.
17 de julio de 1936. Las cuatro de la tarde.
Ignacio me llamaría, pronto, para decirme:
- No te preocupes, no es nada; los traidores ya están detenidos.
Y, dentro de pocos días, nos podríamos machar, como teníamos pensado en Ibiza, para ver el mar y que Ignacio descansase…
17 de julio de 1936. Las cinco de la tarde.
Estaba la casa tan silenciosa, tan tranquila.
Seguramente que Ignacio no tardaría en llamarme.
Rebelión militar en Marruecos. ¿Y si fuese verdad que era el golpe preparado durante tanto tiempo? Eso había dicho Ignacio antes de salir. ¿Y si se subleva la guarnición de Madrid. El pueblo defendería a la Republica. No; España no puede ser fascista.
17 de julio de 1936. Las ocho de la noche.
El calor se mantiene como una nube sobre Madrid. El aire no deja respirar. En la calle hay algo más de movimiento; grupos de dos o tres personas que vuelven a sus casas hablando y gesticulando; otros, silenciosos. ¿Hablarían aquéllos del levantamiento? ¿Qué dirían?
17 de julio de 1936. Las nueve de la noche.
Alfredo Bauer regresa a casa. Viene de dar una vuelta por el centro. Los cedistas más destacados, con algunos conocidos afiliados de renovación Española, estaban en la terraza de Molinero, en la Gran vía. Alfredo los ha visto y le parece una buena señal. Si el levantamiento no estuviese dominado ya o si fuese de graves consecuencias, los fascistas no se atreverían a presentarse en los cafés o el Gobierno los habría mandado detener…
- ¿Tú crees? – le pregunté yo, sentada a la mesa.
Alfredo se queda pensativo mirando su plato.
- La verdad es que parecían todos muy contentos – me dice -. Estaban bebiendo de muy buen humor, como si celebrasen algo.
17 de julio de 1936. Medianoche.
¿Por qué no me habrá llamado Ignacio? Sabe que estoy sola en la casa, esperando oír su voz para tranquilizarme. Me habría llamado, si hubiese podido; de eso estoy segura. Pero estará trabajando; quizá haya tenido que salir para algún aeródromo…
Entonces es que la rebelión es grave.
18 de julio de 1936. Las cuatro de la madrugada.
Estoy sentada junto a la ventana del salón mirando a la calle. Alfredo regresa a casa.
- Ignacio no ha vuelto – le digo.
- Mejor será que te acuestes – me dice Alfredo -. No hay nada nuevo.
Me tumbo en la cama, pero no puedo dormir. Hace mucho calor. Cuando entra el sol
en la habitación, me levanto, tomo un baño y me visto. La muchacha me sirve una taza de café y me entrega los primeros periódicos de la mañana. Me duele tan fuertemente la cabeza que las gruesas letras de los titulares me resultan incomprensibles. En todo caso, los periódicos no dicen nada nuevo. “El Gobierno ha tomado todas las precaución necesarias, tiene en su mano los resortes del poder e impedirá que un grupo de traidores provoque la guerra civil en España.”
Translation - French 17 juillet 1936. Trois heures de l’après-midi.
Soulèvement militaire au Maroc. Ignacio était parti au Ministère de la Guerre. Je me trouvais seule chez moi. Il faisait très chaud. Je levai la persienne et regardai dans la rue. Un vendeur ambulant poussait son chariot. Rien d’autre. Un soleil de plomb tombait sur le pavé. Madrid était calme.
17 juillet 1936. Quatre heures de l’après-midi.
Bientôt, Ignacio m’appellerait, pour me dire :
- Ne t’inquiète pas, ce n’est rien ; les traîtres ont déjà été arrêtés.
Et, dans quelques jours, nous pourrions partir, comme nous l’avions pensé, à Ibiza, pour voir la mer et pour qu’Ignacio se repose…
17 juillet 1936. Cinq heures de l’après-midi.
La maison était tellement silencieuse, tellement calme…
Ignacio ne tarderait pas à m’appeler, c’était sûr.
Rébellion militaire au Maroc. Et si c’était vrai que c’était le coup d’état qui se préparait depuis si longtemps ? C’est bien ce qu’avait dit Ignacio avant de partir. Et si la garnison de Madrid se soulève ? Le peuple défendrait la République. Non ; l’Espagne ne pouvait pas être fasciste…
17 juillet 1936. Huit heures du soir.
La chaleur se maintient comme un nuage sur Madrid. L’air rend la respiration difficile. Dans la rue, il y a un peu plus d’animation : des groupes de deux ou trois personnes qui rentrent chez elles en parlant et en gesticulant : d’autres, silencieux. Est-ce que celles-là parlent du soulèvement ? Qu’est-ce qu’elles peuvent se dire ?
17 juillet 1936. Neuf heures du soir.
Alfredo Bauer est de retour. Il revient d’un tour dans le centre. Les cedistas* les plus en vue, avec quelques affiliés à Renovación Española bien connus, étaient à la terrasse de Molinaro, sur la Gran vía. Alfredo les a vus et cela lui semble bon signe. Si le soulèvement n’était pas déjà contrôlé ou s’il avait des conséquences graves, les fascistes n’oseraient pas se montrer dans les cafés ou bien le Gouvernement les aurait fait arrêter…
- Tu crois ?- lui demandai-je, assise à table.
Alfredo reste pensif les yeux sur son assiette.
- C’est vrai qu’ils paraissaient tous très contents – me dit-il -. Ils étaient en train de boire
et de très bonne humeur comme s’ils fêtaient quelque chose.
17 juillet 1936. Minuit.
Pourquoi est-ce qu’Ignacio ne m’a pas appelée ? Il sait que je suis seule à la maison et que j’attends d’entendre sa voix pour être rassurée. Il m’aurait appelée, si ça lui avait été possible ; ça, j’en suis sûre. Mais il doit être en train de travailler ; peut-être qu’il a dû se rendre sur l’un ou l’autre des aérodromes…
Mais alors, c’est que la rébellion est grave.
18 juillet 1936. Quatre heures du matin.
Je suis assise à côté de la fenêtre du salon à regarder dans la rue. Alfredo rentre à la maison.
- Ignacio n’est pas revenu- lui dis-je.
- Il vaudrait mieux que tu te couches – me dit Alfredo-. Il n’y a rien de nouveau.
Je m’étends sur le lit, mais je ne peux pas dormir. Il fait très chaud. Quand le soleil pénètre dans ma chambre, je me lève, je prends un bain et m’habille. La bonne me sert une tasse de café et me donne les premiers journaux du matin. J’ai tellement mal à la tête que les grandes lettres noires des gros titres me sont incompréhensibles. En tout cas, les journaux ne disent rien de nouveau. « Le Gouvernement a pris les précautions nécessaires, il a tous les ressorts du pouvoir en main et il empêchera qu’un groupe de traîtres déclanche la guerre civile en Espagne. »
*membres de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA)
Spanish to French: littérature
Source text - Spanish 17 de julio de 1936. Las tres de la tarde.
Levantamiento militar en Maruecos. Ignacio había marchado al Ministerio de la Guerra. Yo me encontraba sola en casa. Hacía mucho calor. Levanté la persiana y miré hacia la calle. Un vendedor ambulante empujaba su carrito. Por lo demás, nada. El sol caía de plomo sobre el pavimento. Madrid estaba tranquilo.
17 de julio de 1936. Las cuatro de la tarde.
Ignacio me llamaría, pronto, para decirme:
- No te preocupes, no es nada; los traidores ya están detenidos.
Y, dentro de pocos días, nos podríamos machar, como teníamos pensado en Ibiza, para ver el mar y que Ignacio descansase…
17 de julio de 1936. Las cinco de la tarde.
Estaba la casa tan silenciosa, tan tranquila.
Seguramente que Ignacio no tardaría en llamarme.
Rebelión militar en Marruecos. ¿Y si fuese verdad que era el golpe preparado durante tanto tiempo? Eso había dicho Ignacio antes de salir. ¿Y si se subleva la guarnición de Madrid. El pueblo defendería a la Republica. No; España no puede ser fascista.
17 de julio de 1936. Las ocho de la noche.
El calor se mantiene como una nube sobre Madrid. El aire no deja respirar. En la calle hay algo más de movimiento; grupos de dos o tres personas que vuelven a sus casas hablando y gesticulando; otros, silenciosos. ¿Hablarían aquéllos del levantamiento? ¿Qué dirían?
17 de julio de 1936. Las nueve de la noche.
Alfredo Bauer regresa a casa. Viene de dar una vuelta por el centro. Los cedistas más destacados, con algunos conocidos afiliados de renovación Española, estaban en la terraza de Molinero, en la Gran vía. Alfredo los ha visto y le parece una buena señal. Si el levantamiento no estuviese dominado ya o si fuese de graves consecuencias, los fascistas no se atreverían a presentarse en los cafés o el Gobierno los habría mandado detener…
- ¿Tú crees? – le pregunté yo, sentada a la mesa.
Alfredo se queda pensativo mirando su plato.
- La verdad es que parecían todos muy contentos – me dice -. Estaban bebiendo de muy buen humor, como si celebrasen algo.
17 de julio de 1936. Medianoche.
¿Por qué no me habrá llamado Ignacio? Sabe que estoy sola en la casa, esperando oír su voz para tranquilizarme. Me habría llamado, si hubiese podido; de eso estoy segura. Pero estará trabajando; quizá haya tenido que salir para algún aeródromo…
Entonces es que la rebelión es grave.
18 de julio de 1936. Las cuatro de la madrugada.
Estoy sentada junto a la ventana del salón mirando a la calle. Alfredo regresa a casa.
- Ignacio no ha vuelto – le digo.
- Mejor será que te acuestes – me dice Alfredo -. No hay nada nuevo.
Me tumbo en la cama, pero no puedo dormir. Hace mucho calor. Cuando entra el sol
en la habitación, me levanto, tomo un baño y me visto. La muchacha me sirve una taza de café y me entrega los primeros periódicos de la mañana. Me duele tan fuertemente la cabeza que las gruesas letras de los titulares me resultan incomprensibles. En todo caso, los periódicos no dicen nada nuevo. “El Gobierno ha tomado todas las precaución necesarias, tiene en su mano los resortes del poder e impedirá que un grupo de traidores provoque la guerra civil en España.”
Translation - French 17 juillet 1936. Trois heures de l’après-midi.
Soulèvement militaire au Maroc. Ignacio était parti au Ministère de la Guerre. Je me trouvais seule chez moi. Il faisait très chaud. Je levai la persienne et regardai dans la rue. Un vendeur ambulant poussait son chariot. Rien d’autre. Un soleil de plomb tombait sur le pavé. Madrid était calme.
17 juillet 1936. Quatre heures de l’après-midi.
Bientôt, Ignacio m’appellerait, pour me dire :
- Ne t’inquiète pas, ce n’est rien ; les traîtres ont déjà été arrêtés.
Et, dans quelques jours, nous pourrions partir, comme nous l’avions pensé, à Ibiza, pour voir la mer et pour qu’Ignacio se repose…
17 juillet 1936. Cinq heures de l’après-midi.
La maison était tellement silencieuse, tellement calme…
Ignacio ne tarderait pas à m’appeler, c’était sûr.
Rébellion militaire au Maroc. Et si c’était vrai que c’était le coup d’état qui se préparait depuis si longtemps ? C’est bien ce qu’avait dit Ignacio avant de partir. Et si la garnison de Madrid se soulève ? Le peuple défendrait la République. Non ; l’Espagne ne pouvait pas être fasciste…
17 juillet 1936. Huit heures du soir.
La chaleur se maintient comme un nuage sur Madrid. L’air rend la respiration difficile. Dans la rue, il y a un peu plus d’animation : des groupes de deux ou trois personnes qui rentrent chez elles en parlant et en gesticulant : d’autres, silencieux. Est-ce que celles-là parlent du soulèvement ? Qu’est-ce qu’elles peuvent se dire ?
17 juillet 1936. Neuf heures du soir.
Alfredo Bauer est de retour. Il revient d’un tour dans le centre. Les cedistas* les plus en vue, avec quelques affiliés à Renovación Española bien connus, étaient à la terrasse de Molinaro, sur la Gran vía. Alfredo les a vus et cela lui semble bon signe. Si le soulèvement n’était pas déjà contrôlé ou s’il avait des conséquences graves, les fascistes n’oseraient pas se montrer dans les cafés ou bien le Gouvernement les aurait fait arrêter…
- Tu crois ?- lui demandai-je, assise à table.
Alfredo reste pensif les yeux sur son assiette.
- C’est vrai qu’ils paraissaient tous très contents – me dit-il -. Ils étaient en train de boire
et de très bonne humeur comme s’ils fêtaient quelque chose.
17 juillet 1936. Minuit.
Pourquoi est-ce qu’Ignacio ne m’a pas appelée ? Il sait que je suis seule à la maison et que j’attends d’entendre sa voix pour être rassurée. Il m’aurait appelée, si ça lui avait été possible ; ça, j’en suis sûre. Mais il doit être en train de travailler ; peut-être qu’il a dû se rendre sur l’un ou l’autre des aérodromes…
Mais alors, c’est que la rébellion est grave.
18 juillet 1936. Quatre heures du matin.
Je suis assise à côté de la fenêtre du salon à regarder dans la rue. Alfredo rentre à la maison.
- Ignacio n’est pas revenu- lui dis-je.
- Il vaudrait mieux que tu te couches – me dit Alfredo-. Il n’y a rien de nouveau.
Je m’étends sur le lit, mais je ne peux pas dormir. Il fait très chaud. Quand le soleil pénètre dans ma chambre, je me lève, je prends un bain et m’habille. La bonne me sert une tasse de café et me donne les premiers journaux du matin. J’ai tellement mal à la tête que les grandes lettres noires des gros titres me sont incompréhensibles. En tout cas, les journaux ne disent rien de nouveau. « Le Gouvernement a pris les précautions nécessaires, il a tous les ressorts du pouvoir en main et il empêchera qu’un groupe de traîtres déclanche la guerre civile en Espagne. »
*membres de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA)
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